dijous, 23 de febrer del 2012

JOVENTUD APALLISADA


La joventut es L'època en que les persones es defineixen com individus. Es una etapa de rebel·lia, de búsqueda, d'experimentació, de relacions, de projectes, de somnis, daltabaixos emocionals en la recerca de la nostre pròpia personalitat. De naturalesa inconformista, de joves no ens val que les respostes a les nostres preguntes, a les nostres inquietuds sigui: "per que si". Volem saber perquè les coses son com son,  o perquè les persones les fem d'una forma o d'altre.
I als joves de València als han apallissat el dret D'expressar la seva disconformitat; els han tallat de cop la creença de que vivim en un mon on cada un pot aportar la seva opinió, reclamar el que es seu, sense ofendre a ningú i sense que ningú te pugui castigar per això.
De cop se han trobat estimbats contra la paret de la intolerància, de L'agressivitat, de la repressió de les llibertats mes elementals i no entenen res.
No poden comprendre com "els que estan al servei del ciutadà, i pagats per tots nosaltres", els han trencat el nas, la cara i L'ànima, quan ells es pensaven que aquesta societat la fem entre tots, escoltant-nos, ajudant-nos, siguen coherents amb les nostres idees, al temps que respectem les dels altres i compartim això que estem fent tots plegats: VIVINT!
Estimats joves de València i de tots llocs: no deixeu que os arranquin els vostres somnis, per molt que vulguin apallissar la vostre pell. Vosaltres sou els valents, i darrera de la seva covardia, només està instal·lada la seva por.

divendres, 17 de febrer del 2012

LO QUE QUIERO AHORA


Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sana que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso.Casi nada. O todo.
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diumenge, 5 de febrer del 2012

LA ALEGRIA Y LA FELICIDAD


La alegría y la felicidad no pueden ser fingidas, pero como toda gimnasia su práctica poco a poco puede transformarnos.
Nos dirán que las condiciones externas no son las adecuadas para estar alegre, pero nunca lo han estado en la historia de la humanidad.
La alegría y la felicidad genuinas son condiciones internas que se desarrollan desde el contacto con el alma.
Para el que las practica, son curativas, y limpian por dentro y por fuera de toda contaminación.
Podemos encontrar muchas razones para permanecer postrados, paralizados por el miedo, el temor, la tristeza.
Los medios de comunicación, las conversaciones robadoras de energía y sosiego, llaman a ello todos los días, y lo hacen con grandes titulares y vociferando.
Pero podemos también vivir emancipados, en otro plano, cumpliendo nuestras obligaciones y responsabilidades con ánimo liviano, con alegría, en paz.
Por eso el pensamiento de hoy, para que durante la brevedad de nuestras vidas contribuyamos alegría al mundo.

"Irradia felicidad y comprueba la diferencia que supone para tu vida y para la de los demás"

Universidad Espiritual Brahma Kumaris

dijous, 2 de febrer del 2012

DE PEUS A TERRA


Spanair a tancat, i molts passatgers es queden sense poder volar, tocant de peus a terra.
Igual que tantíssima gent en aquests moments en el planeta, que de sobta han hagut de d'aterrar
els seus somnis, per trepitjar un terra que es presenta lliscós, insegur i enfosquit.
Les famílies es queden sense ingressos; no es crea'n nous llocs de treball i es tanca'n serveis socials, a
l'Europa històrica i a la prepotent Nord-América, mentre els dirigents continuen de reunions i trobades, sense posar els peus a terra. Aixo els explotarà a la cara.
Perquè segueixen invertint en exèrcits i soldats, en coets espacials i avions, mentre la realitat social està deixant de somniar. I quan els somnis desapareixen i deixem de fer volar el cor i els pensaments, l'home s'acaba.
Estimats congèneres humans que dirigiu aquest planeta: nosaltres deixarem de somniar, però no deixaran de volar mai les nostres esperances; i un dia o altre os obligarem també, a tocar de peus a terra.