dijous, 10 de novembre del 2016

La meditación diaria por June Wallyon*


 “Existen muchas y diferentes maneras de meditar, y algunas son bastante apropiadas para nuestro atareado mundo” La afirmación ´luz por encima de mí´ es óptima para una meditación de este tipo.

 Yo la hago con frecuencia, cuando estoy caminando, en bicicleta o incluso cuando trabajo con el ordenador. 

Algunas personas piensan que meditar es sentarse de piernas cruzadas en alguna montaña del Himalaya, contemplando el propio ombligo, o algo hecho por quienes de algún modo imposible, son “espirituales”, pero no por quienes tienen que “vivir en el mundo”. 



Sentarse durante media hora para meditar no es una opción para alguien que tenga tres hijos con menos de cinco años, o dos empleos para pagar los gastos de la casa. Puede incluso ser peor si tiene los hijos adolescentes porque quedarán hasta tarde, y es probable que prefieran un tipo de música que sea de naturaleza definitivamente no meditativa. En cuanto a meditar en un apartamento lleno de estudiantes - ¡olvídelo! 

¿Tenemos que esperar hasta tener una edad suficiente y ser lo suficientemente ricos para sentarnos en una montaña del Himalaya o vivir en el ashram de un gurú? ¿Necesitamos esperar hasta afianzarnos en el mundo comercial y tener tiempo para toda esa cuestión espiritual? De manera ninguna. Existen muchas y deferentes maneras de meditar, y algunas son bastante apropiadas para nuestro atareado mundo. Porque meditación es, esencialmente, quietud interior, y existe siempre un método que puede ser usado, en cualquier situación. Una manera que encontré eficaz es la llamada “meditar caminando”. Este tipo de meditación tuvo muchos nombres a lo largo de los siglos y surgió bajo muchas formas, porque puede adecuarse a diferentes temperamentos y situaciones. Los antiguos cristianos la llamaban Oración del Corazón. 

El modo como la practico es el siguiente: “Dejo lo que estoy haciendo por un segundo o dos y enfoco la atención en el corazón. Visualizo una luz blanca descendiendo sobre mí en tanto que inspiro, después desciendo hacia la tierra en la exhalación, y nuevamente ascendiendo en la inspiración.” Puedo hacer esto una vez durante varios minutos, dependiendo de la agitación del momento. Enseguida visualizo la luz blanca descendiendo sobre mí e irradiándose desde mi corazón, después retornando a la fuente. La respiración se alinea con la visualización. La duración depende de la necesidad. Puedo hacer una oración o sencillamente decir una palabra; generalmente “Jesús”, porque vengo de una familia cristiana. La afirmación “luz por encima de mí” es óptima. Y la hago con frecuencia, particularmente cuando estoy caminando, yendo en bicicleta o incluso cuando uso el ordenador en el trabajo. En esos momentos, procuro enfocar todo mi ser en la luz. Lo ideal es hacer esto frecuentemente a lo largo del día. Si usted tiene la suerte de estar en una situación donde la meditación formal y regular sea posible, practíquela. 



Pero, si usa estas técnicas alternativas contando el número de veces, quedará sorprendido al descubrir que usted tiene tiempo para meditar durante media hora o más. No consiste en sentarse en meditación durante horas y después levantarse y gritar a la esposa, a los hijos o a los compañeros del trabajo. Para mí, la espiritualidad es lo que usted es, no lo que cree ser, o lo que piensa o hace; la vida espiritual debe ser traída hacia la vida diaria. Cualquier meditación es tan solo un acompañamiento para el correcto vivir, para una vida diaria enfocada en traer hacia el mundo una pequeña porción de luz. No buscamos huir del mundo hacia algún estado celestial; buscamos traer ese estado celestial hacia aquí y ahora, y ser un foco de amor divino en aquello que hacemos.

 *June Vallyon. – Presidenta de la Logia Tauranga de la S. T. en Nueva Zelanda.