dissabte, 16 de febrer del 2013

SON HERMANOS


SON HERMANOS 
Seguramente bien poco ha gozado de auténtica "fiesta", quien necesita de un toro moribundo para su solaz y divertimento. Llegarían al Palacio de Congresos los toreros y “matadores” con las corbatas bien anudadas, en un intento desesperado de vestir lo bruto de esmerado civismo. Llegaron con su escolta de intelectuales y filósofos justificando lo injustificable. ¿Qué piruetas argumentales son capaces de hacer los muy doctorados para bendecir lo que espanta a los sencillos ojos claros? Ante tan lamentable espectáculo que logró colocar bajo ley terrenal a la barbarie, tendremos que buscar de, no se sabe dónde, razones para la comprensión del humano, que no de sus actos. Sí, habremos de ganar esos corazones “recortados”, a esos “aficionados” que defienden la "fiesta" de una sangre que emana para su regocijo; pedir que en sus días puedan vivir una fiesta sana y fraterna sin concurso de hiriente acero.

El verdadero amor vuelve a ser la puerta. La crueldad para con los animales paraliza nuestra evolución. Jamás podremos crecer hacia nuestro destino con el animal encerrado, golpeado, torturado, abatido por mero ocio. Igualmente, en razón de la ley superior de la evolución, el animal comenzaría también a salir de nuestros platos. Van cediendo las razones para que siga formando parte de nuestro menú.

Las granjas que aprisionan y en las que se maltratan a los animales deberían ser, más pronto que tarde, clausuradas. No tardará el día en que nos avergüence el trato cruel que les infligimos. De las innumerables jaulas esparcidas por toda la geografía planetaria, emerge un lamento que el cabal humano, a estas alturas, ya no puede seguir soportando. Es llegada la hora de que nos lo pensemos antes de coger la pulcra bandeja de carne, cubierta con aséptico plástico, en nuestro inocente deambular por las grandes superficies. ¿Cuántos hábitos no han de caer, si queremos ser día a día más coherentes con la Vida y sus leyes superiores, con el principio superior del amor fraterno al que nos debemos? Es con la ternura que nosotros/as dispensemos a los animales, que ellos podrán evolucionar y nosotros con ellos. No tienen otro camino: nosotros y nuestro trato afectuoso. Dice la arcana sabiduría que no hace mucho, nosotros caminamos también con cuatro patas, nos acercamos a un humano, nos dispensó su cariño y ese afecto nos colocó en condiciones de dar el salto evolutivo. *

Aspiremos a ser uno con los animales. ¿Desde qué alborada nos vienen incondicionalmente sirviendo? No podemos progresar sin ellos. Más plazas de toros llenemos, más infames torturas les propinemos, más nos estancaremos, más nos alejaremos de la luz a la que nos debemos. Dice la tradición esotérica que si nosotros anhelamos un día a “volar”, ellos (los animales más evolucionados: perros, gatos, vacas, caballos, delfines…) habrán de caminar sobre dos patas. La antena espiritual de su columna ganaría también un día la vertical. Nosotros mutaríamos siempre y cuando les ayudemos a ellos a mutar. Podemos observar los ojos de los animales de compañía e inundarnos de amor en su inmenso océano de fidelidad y de ternura. Se supone que están detrás nuestro en la apuesta evolutiva… ¿y sin embargo en cuántos aspectos nos son nuestros más consagrados maestros?

Nos ruboriza pertenecer a un país en el que se acaba de declarar la corrida de toros como "bien de interés nacional". ¿Cuanto no tendrá que evolucionar una comunidad, cuando la tortura salvaje a los animales es declarada bien cultural? ¿Es qué nuestra cultura no raya más alto que el ejercicio de asestar dolor al indefenso toro? Reivindicamos otra nacionalidad, otra geografía donde la crueldad no sea jamás objeto de ocio, donde los animales vuelvan a ser hermanos. ¿Es nuestro reino de otro mundo o es que ellos no terminaron de ubicarse en éste? ¿Quién es de otra, tierra, de otra geografía…, ellos o nosotros? ¡Basta ya de tanta brutalidad, basta ya de tanta insensibilidad! Menos sangre inocente entreteniendo aburridas tardes. No, no cuenten con nosotros para su fiesta, su “fiesta nacional”.

No hay recorrido sin su compañía. La ciencia oculta sugiere que los humanos hace millones de años también fuimos de a cuatro patas, también rebuznamos y ladramos…, también suspiramos por una caricia y corrimos en pos de un poco de ternura. Faltaría la memoria que agujerease nuestro fatal orgullo, que nos hiciera fundir el hierro. Faltaría el recuerdo que devorara, en su fuego arrepentido, las lanzas y cuchillos. Tenemos bloqueado nuestro crecimiento, en tanto en cuanto no abramos a los animales las puertas de las granjas industriales y mataderos, sobre todo la puerta de nuestros corazones. Tenemos un serio obstáculo en nuestro desarrollo, en tanto en cuanto no volvamos a considerarlos compañeros.

No, nadie engañe a nadie. No, no es un “bien”, es un cierto bochorno en un mundo civilizado. No, no es una “nación” es una comunidad falta latido y de misericordia. No, no es una “fiesta”, es un ejercicio de tortura, muerte y lamentable jaleo, es una triste arena donde queda enterrada el alma que aún nos acompañaba. No, no son “bestias”; los animales somos, demasiado a menudo, los humanos. Ellos son el tercer y glorioso reino, que, pese a todo, nos sigue acompañando. Ellos son nuestros queridos hermanos.

* Dice la tradición oculta, que en nuestra condición de espíritus inmortales, del tres (uno reino mineral, dos reino vegetal) pasaríamos al cuatro, que entonces el alma y la mente, ésta todavía en su forma más primitiva, se instalaron en nosotros. Lo que los Grandes Seres (cinco) serían a los humanos, habríamos de ser nosotros para los animales. La misma y exacta compasión que profesarían desde Arriba, desde la Comunión de Seres realizados para con nosotros, sería la que nosotros habríamos de albergar para con los animales.





dijous, 14 de febrer del 2013

GOBIERNO DE NUESTROS CUERPOS. PORTALDORADO



GOBIERNO DE NUESTROS CUERPOS. 
Los escándalos en los hospitales se multiplican. Vienen de todos esos centros en Inglaterra, en España… donde el objetivo del negocio aventaja al de devolver la salud. ¿Cuántos Stafford hay escondidos, sin salir a la luz? ¿Cuántos no se camuflarán en el mañana privatizado? Mucho apunta a que esa dejación de principios, esa materialización de lo vital, esa banalización de nuestro latido puede ser sólo el comienzo. La “marea blanca” parece que tenía sus fundadas razones para tomar el asfalto. Sin embargo ese triste avance del afán de lucro por encima de las personas, esas noticias aparentemente negativas de cambios en la política sanitaria, pueden albergar también su aspecto esperanzador. La crisis puede lograr que nos hagamos un poco más los dueños de nuestros propios cuerpos, que comencemos a gestionar más nosotros/as, por lo menos dentro del ámbito de lo cotidiano, nuestra propia salud.

Quizás ese reencuentro también estaba en la agenda. Quizás ya estaba acordada esa cita con el sol, con el aire, con el agua, con las plantas y los alimentos sanos, con la paz que nos debíamos… Quizás faltaba la crisis, los hospitales convertidos en grandes cajas de hacer dinero, para recordárnoslo. Quizás a partir de ahora más camino de la huerta, de la montaña, de nosotros mismos y nuestras posibilidades de regeneración, que de las colinas donde se emplazan los macro-hospitales. Allí donde se cuida y preserva la vida, pero también donde a menudo se intenta recuperar la salud con exceso de química y artificio.

A la vista del panorama de “paciente-negocio”, nosotros nos refugiamos en el alma de la planta, subimos con la sabia hasta la rama y la esencia de su flor. Ya no entregar nuestros cuerpos a nadie, ni siquiera a aquellos que dicen querer sanarlos, pero que no cuentan con nosotros y los principios con los que somos uno. Antes de convertirnos en negocio de bajo coste, correremos con el viento, rodaremos con el rocío... Antes de ser un número más en la lista de pacientes sin voz, ni voto, ni oído, llamaremos a las puertas del misterio de los aceites y ungüentos; aprenderemos el “vademécum” de las mil y un plantas, los bailes de la luna, las propiedades del barro y el sol.

No reivindicamos, simplemente reconquistamos el gobierno de nuestros cuerpos. No clamamos derechos, nos hacemos con ellos. No pongan su mano en nuestros cuerpos quienes nos ven con cara de “euro”, quienes no vibren en lo profundo de su ser con sincera voluntad de servicio, con genuino anhelo de sanación. No, no abrirán con nosotros la caja registradora. No haremos cola mientras que ellos desenfundan la calculadora… El sol sale cada mañana y a la arcilla no lograrán colocarle código de barras. No, nuestro cuerpo es tierra sagrada y nadie encontrará minas de oro en sus grutas. Es la rebelión de los hombres y mujeres libres, que no necesariamente inundamos las calles, pero que sí abrazamos nuestro inmenso potencial regenerador, retomamos los destinos de nuestra propia salud, de nuestras propias vidas…

Honramos, como no podía ser de otra forma, a tantos q ue visten la bata blanca con entrega y vocación. Llega además el accidente o la enfermedad mayor y será necesario meterse entre las sábanas de la Seguridad Social. Es preciso reconocer las vidas que día a día mejora y salva la medicina convencional, pero se mantiene el desafío de humanizar los hospitales, la necesidad de contar con el ser humano, que circunstancialmente viste pijama, en todo lo concerniente a su salud y terapias. Urge empequeñecer los hospitales, rodearlos de aire puro, jardines, fuentes y prados. Apremia por supuesto apartar de este mundo a cualquiera que vea en el enfermo una mercancía.

No sé si iremos a la próxima manifestación de las “batas blancas”, tenemos que recoger muchas flores, extraer muchas esencias, acariciar muchas pieles… Tenemos que aprender a gestionar nuestra salud y no necesariamente entregarla a terceros. Tenemos que recuperar todo el tiempo que perdimos pensando que sólo ellos y sus mil y un sofisticados aparatos, no el sol, el aire, el agua…, nos devolverían el futuro y la vitalidad. La culpa fue nuestra, de cuando inclinamos la cabeza, de cuando nos vimos ignorantes y pensábamos que no había otra salida. El error fue nuestro, de cuando pedimos un taxi hacia esos pasillos ahogados en cloroformo, en vez de seguir el sendero verde o la estrella dispuesta a guiarnos desde algún firmamento. A nuestros cuerpos les debemos la atención y ternura que no les propinamos, cuando nos ganó el miedo. Abrazar la enfermedad, mantener la dignidad y el gobierno de nuestros cuerpos…, la crisis nos ha de enseñar muchas cosas. Aún sólo ha arrancado en su singular magisterio… 


dilluns, 11 de febrer del 2013

EL PAPA RENUNCIA


EL PAPA RENUNCIA
El Papa de L'església Catòlica renuncia.
Diu que es per malaltia, per impossibilitat personal de continuar al capdavant d'una església que mou milions de persones. Renuncia de ser el lider espiritual que mes fidels ha tingut la nostra historia des-de fa dos mil anys.
Son moments de canvis en tot el planeta. La crisis profunda que assola gran part dels països, fa temps que pressentim que no es solament una crisis econòmica, sinó que es una profunda sotragada a tota la nostra forma de vida abocada al consumisme, individualitat, i la pèrdua dels valors humans mes fonamentals.
Es hora de canviar fum blanc, per mans blan-cas que baixin del altar per consolar els desconsolats; per treballar la terra amb els desarralats; es temps de treure's la túnica negra o vermella, per caminar amb pantalons lleugers i cors plens de solidaritat i d'amor per entregar.
Es temps de canviar religió per espiritualitat, paraules per carícies, grans creus per petits actes de compassió, i empatia.
Es temps de entendre que no hi Deu mes gran que el nostre cor ple de generositat amb els altres; ni acte de fe millor que la confiança en nosaltres mateixos, en la nostra capacitat de tornar a començar;
Que el temple mes ric es la nostra ilussió, els nostres somnis.